lunes, 21 de diciembre de 2009

Los Pajaros

Uno por uno los pajaros
fueron perdiendo la forma orginal
propia de todo pajaro,
tornaronsé entonces en sombras abyectas y figuras tansitorias
que daban por acaba la evolución de una especie.
Mutaron en estomagos
que pronto incubarían al profeta.
Vacíados. Hundidos en un abismo
parecído al interior de un Dios.

domingo, 29 de noviembre de 2009

La Alegoría Humana


Personajes:
La Vida
La Guerra
La Opresión
La Miseria
La Ignorancia
La Locura
El Ego
La Humanidad

Los personajes Guerra, Opresión, Miseria, Ignorancia, Locura y Ego se encuentran de espalda, la disposición corporal de cada uno indica el mal humano que representan. Delante de ellos y en una esquina se encuentra La Vida, representada por una mujer descalza.
Cada personaje se presenta a sí mismo con el texto que le corresponde, luego se acerca y besa el vientre de la vida. Una vez concluidos todos los monólogos la vida comienza a gritar como una mujer en parto, de entre sus piernas aparece la humanidad.

La Guerra
Te habéis condenado
al instinto arcaico que os depreda;
híbrido maldito del odio y la tirria,
la hiel ha pervertido
todo aquello en lo que habéis
puesto vuestra indulgencia.
No hay perdon para el hombre
que descanza bajo la muerte.
Buscáis en la destrucción
lo que la creación os a negado.
Vuestras banderas
ondulean los cuerpos putrefactos
que hebies arrojado a los buitres.
No temáis al mar ni a su denuedo
no temáis al viento ni a su behemencia
no temáis al fuego ni a su osadía
que no hay poder
más nocivo que el vuestro.
Yo soy la guerra.


La Opresión
¡Detened aquí vuestro anhelo
que la libertad no se encuentra
donde el hombre se halla!,
la justicia humana
esgrime por voluntad el yerro.
Vuestra concepción del mundo
os situa en la trena.
Os tortura el remordimiento primitivo
de ser mancebo y poseedor.
Desde la inmanencia de la muerte
nacen tus cadenas,
buscaís utopías
donde vuestra propia gracia
se ha subordinado con la maravilla idílica
de saberse siervo ante el verdugo.
Habéis abigarrado toda esperanza.
Dejad entonces que el cléro
hable por vosotros,
Dejad entonces que el noble
vele por vosotros,
dejad entonces que los hijos de Caín
tengan su ambrosía.
Yo soy la opresión.

La Miseria
Hombre infasuto,
acaso,
¿no podéis si no despojar la tierra de su fruto?
Continentes enteros sumisos a
la infertilidad de tus manos,
Dependéis del arráez tanto como
de vuestra misericordia.
No hay piedad que compense
vuestra costumbre,
Os desahucio;
convocareís vuestras carencías
en la indiferencia absoluta;
no cebara el hambre,
ni aflojara el frió;
te habéis sometido bajo
voluntad entera,
habéis puesto precio hasta
el aire que saína tus pulmones.
Bajad la cabeza ante del rey
y mostrad las carnes a sus bufones.
Yo soy la miseria.

La Ignorancia
Bajo el alero de mi portento
descansa tu raza y sus limitaciones,
por haber rechazado tu condición animal
magullaste tu naturaleza más prudente.
Habéis acogido la palabra,
deleite divino,
y habéis arrastrado entonces
los misterios prolijos
que tu verdad carroñera
esta imposibilitada de conocer.
Compadeced de tu condición
que lo que conocéis
esta a un universo de distancia
de lo que no conocéis.
Habéis fundado tu reino
en la desolación absoluta,
ah, vuestros sabios hablan,
como si tuviesen siquiera idea
de su arrogante estupidez,
Yo soy la ignorancia.

La Locura
¡Ay de mi, vida ingrata!
que habéis engendrado
con alevosía
el mas alegórico de los males
sobre la carne de tus hijos.
Ostenta por averno
el vientre sangrante de la hembra humana
y desciendan los tormentos del purgatoria
sobre el hombre y su legado.
Me dirijo a la mente:
¡Oh! ¡Mente enferma,
Que padeces de tu propia impureza!.
Arpía de 7 lenguas.
Dejadme profanar lo divino,
dejadme santiguar lo profano,
no me castigues con la cordura
ni el bochorno de saberme vivo,
acercadme a la muerte,
¿no es acaso el deceso ultimo
el anhelo de este ensueño?
no tenéis nada que yo antoje
vida cautelosa.
El abismo es mi meta.
Yo soy la locura.

El Ego
Miradme,
que no hay verdad mas absoluta
que la que mis ojos profesan,
Jesús cristo ha muerto en la cruz,
Narciso rresurrecto
en vuestra imagen.
Vais a morir más solo
de lo que habéis nacido.
Pongo en vuestras manos
el secreto de la creación;
no hay deidad
que pueda con vuestra
infinita gracia,
tomad el mundo entonces;
poseedlo;
haced al hombre a vuestra
imagen y semejanza,
que no halla en él
verdad alguna
que no te contemeple.
Tomad el fruto prohibido.
Yo soy el ego.

La Humanidad
Os han negado el olimpo,
acaso,
¡no somos fruto de tu suficiencia,
Dios mio!
Eh de pecar de incauto
ante vuestra omnipotencia.
Indignese el hombre,
que lo que detente
Sera la cupula su infortunio.
Todo aquello a lo que
hebeís tenido recelo,
es todo aquello a lo que
debeís alabar.
Permitanse la injuria
y venebolencia.
Drenados hasta la finitud,
hebeís sido exiliados al universo,
ante el cual,
soís ninguno,
Maldigo la muerte y su agravio!
Maldigo la vida y su insolencía!
Maldigo al Dios y su perpetua pesadumbre.
Yo soy la humanidad.

jueves, 15 de octubre de 2009

Padre



Cuando engendraste el deseo sobre el bosquejo humano

¿Contemplaste la necesidad primera o la manzana es deleite suntuoso de tu panteón?

Cuando levantaste la mano para hundir Sodoma
¿olvidaste la raza impura y obesa que habías creado o es que también se impuso la casualidad?
Cuando la virgen se desprendió de la ambrosia de su himen
¿fue también condenada al calvario eterno o es que no somos todos iguales ante tus ojos?
Cuando la alevosía del burgués impera tus jardines

¿el agua se convierte en aceite o es que también eres parte de esa mafia?
Cuando la carne católica mete el pie en la vagina imberbe y desdentada de tus hijas
¿conciben también el pecado o es que el clérigo eyacula agua santa?
Padre
Cuando pusiste la palabra en la boca abismal del pobre
¿fue en la ausencia del pan o es que en verdad algún día esperas avalar nuestras plegarias?


viernes, 19 de junio de 2009

Ausencia

Me han visto silente
arrancarme del leprario,
se costrifican en sal mis llagas,
el barro que corre por mis venas
tiene la forma del incesto.
El mundo ha madurado en mi vientre,
tus manos se han podrido en mis entrañas.
No hubo divina comedia en mi concepción.
¿Que tengo yo, vida ingrata, que no tenga el espanto?
si apenas rodeo las brasas
hierve mi sangre como un mar en celo
¿que tengo yo, vida infiel, que no tenga la ausencia?