miércoles, 25 de mayo de 2011

Retrato hablado de una adolecente suicida

Vomitaste una amasijo de carne humana y cerveza,
Un asesino anterior a Caín ha venido en tu auxilio,
el viste ese olor a mujer castrada que se resumas
con amatistas rojos.
Baila otra vez,
virgen de los nihilistas,
tu asesinato ya ocurrió antes,
se hermosa frente a tus verdugos,
muéstrales que tu alma respira y sangra la misma incertidumbre
que carcome los colgajos de cuero mohoso que cubren tu osamenta,
tus pesadillas perpetran una oscuridad lejana a las amantes
en la gloria de ser depredada. Y cazada. Y destrozada,
ellas trascienden la angustia insomne de los desamparados,
ellas ansían sus embalsamaje,
besan a sus torturadores
y vuelven a la cama,
pero tu,
Alma en pena de la periferia chica
fuiste la primera viuda
en cerrar el candado de su perrera,
lo entendiste con poderosa estupefacción masculina.
Algo se quema en tu interior,
su ardor escapa por la herida abierta de tus genitales
aún sangrantes después de la ultima caricia,
ese brillo misterioso de medusa abisal
en el medio de un iglesia llena de ojos
que ansían recolectar un alma como la tuya,
Mortal.
Grasosa.
Pútrida alma masculina en yeso ,
trísate ante nuestra omnipotencia,
ellos te violan cada eclipse
para perpetuar en tus entrañas a tus custodios,,
no quieren ceder la empuñadura de tu daga,
no quieren ceder la potestad de tu deserción
porque esa ciencia no puede ser comprendida
a las cuencas de tu esencia nodriza,
ellos quieren partirte con la yema de sus dedos,
quieren sentir tu rompimiento,
Te creen Hueca.
Toma el escalpelo y desgarra tus brazos.
Las piernas se te tuercen
Las mareas inundan el sótano horroroso donde se abrió el abismo,
Tu cerebro está ubicado en este instante en el centro de la creación,
Una estocada más,
no puede haber horror mas grande que la inmanencia,
una estocada más
y por un segundo
todo
tendrá
sentido.